Hace algunos días comentaba como uno de los mayores peligros para la conservación de la increíble agrobiodiversidad presente en la zona del Cocuy, Boyacá (centro de domesticación de plantas en Colombia) era la vejez de quienes aun se interesaban en sembrar y consumir las variedades locales de esta zona. Además era evidente que las personas jóvenes de la región, sólo tenían interés en emigrar a las ciudades ante la primera oportunidad. Estos dos factores, vejez y jóvenes desmotivados en continuar el trabajo agrícola de sus padres, se suelen subestimar y poco cuentan en los grandes planes nacionales e internacionales para la conservación de los recursos fitogenéticos. Es obvio que estos factores pueden percibirse como resultado de otros o como un eslabón más en una cadena de efectos adversos interconetados.
Lo cierto es que el despoblamiento rural es un síntoma de la poca valoración que la sociedad occidental le da a la agricultura en términos generales, y por ello la baja retribución que ofrece por los servicios que la agricultura le presta. Hoy cuando se habla de servicios ambientales que deberíamos pagar todos nosotros como usuarios de la naturaleza, es imprescindible que la agricultura sea considerada como uno más de esos servicios, en particular aquella que tiende a preservar la agrobiodiversidad y el conocimiento asociado. Si las personas jóvenes, habitantes de zonas de alta diversidad en formas y especies cultivadas, perciben que la sociedad valorara su continuidad al frente del trabajo de conservación que venían haciendo padres, abuelos y demás ancestros, y además le retribuyen su esfuerzo de manera justa, otro sería el escenario: un campo más poblado, un mejor aprovechamiento de las tierras ya destinadas a la agricultura, jóvenes tomando el testigo de mayores que no abandonarían sus parcelas, una garantía a mediano/largo plazo de conservación de variedades locales/landraces/especies subutilizadas y probablemente un refuerzo de la opción «ecológica» dentro de la agricultura.
No es fácil ver proyectos que trabajen en contra del despoblamiento rural, como factor principal del deterioro de la biodiversidad presente en una zona. Sin embargo hoy me encontré la nota de prensa titulada:»El éxodo rural fulmina los recursos naturales» que cuenta como en la Reserva de Alto Bernesga en la provincia de León (España), se lucha contra el despoblamiento de esta zona rural como la forma más efectiva para conservar el medio ambiente. Agricultura ecológica, denominaciones de origen, etiquetas, productos de calidad, planes de formación y creación de empresas, son entre otras, algunas ideas para repoblar la reserva.
No es frecuente que la presencia del hombre sea considerada una pieza clave dentro del mantenimiento de un ecosistema y por ende estos proyectos e iniciativas escasean. Recomiendo leer la nota de prensa:
http://www.publico.es/ciencias/368109/el-exodo-rural-fulmina-los-recursos-naturales
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