Hace poco me enteré de la existencia de una pequeña pero emprendedora empresa privada que se dedica sólo a la distribución de semillas de variedades locales o de agricultor (landraces) con bastante éxito. Se trata de la francesa Fermes de Sainte Marthe quienes iniciaron con un público de personas mayores, nostálgicas de este tipo de materiales, y ahora distribuyen por internet (http://www.fermedesaintemarthe.com/Default.aspx) . Poseen un catálogo de más de 400 variedades. Su interés no son grandes agricultores, buscan un público más de «pequeña huerta» o incluso personas que disfrutan de su jardín, para que disfruten de usar este tipo de material (esta empresa lo llaman «semillas bio»). Además van más allá de la semilla, está involucrado todo un sistema de producción. Lamentablemente la página está en frances sólamente.
Sus buenos resultados me llevan a pensar que este tipo de empresas no sólo son factibles sino que son casi que imprescindibles en el nuevo escenario de agricultura, que guste o disguste a las multinacionales, se avecina: agricultura de mínimos insumos, amigable con el entorno y aun así, económicamente viable. Obviamente este tipo de empresas deberán ajustarse a las legislaciones de cada país y al Tratado Internacional de los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, respetando la soberanía de cada estado sobre su germoplasma (el que ocurre originalmente en él), y respetando los derechos de agricultores quienes han trabajado por cientos de generaciones conservando y mejorando variedades locales.
Ojalá veamos en el corto plazo, florecer este tipo de iniciativas y que lo privado le eche una mano a lo público en la conservación de este patrimonio.
Un comentario
Alfredo Paredes Z. escribió:
4 febrero, 2011 a las 16:09 (UTC 0)
Esta es una experiencia que puede tener muy buena acogida en nuestro país. Hace unos años Corpoica establecío una Escuela de Campo para enseñar a los pequeños productores de papa las ventajas del uso de semillas certificadas en los cultivos. A los pocos meses de iniciado el proceso, los productores se dieron cuenta que el negocio era la producción de semilla y se constituyeron en empresa para tal fin.
Lo sucedido con esta Escuela, nos permite observar que, cuando a los productores se les presenta alternativas rentables están en capacidad de organizarse y establecer un negocio relacionado con el manejo técnico de semillas.