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Abr
25

Protege la agrobiodiversidad: consume alimentos frescos, locales y orgánicos

Me uno a los movimientos alrededor del mundo que buscan, no sólo que nos alimentemos mejor y lo hagamos despacio (slowfood) , sino que alientan a los consumidores a que compremos alimentos frescos, locales y preferiblemente orgánicos. Desde un punto de vista ambiental, preferir y consumir estos alimentos es algo absolutamente deseable. El menor precio de los productos provenientes de la agricultura intensiva, basada en la aplicación de fertilizantes y pesticidas de origen químico y en el monocultivo, respecto a los provenientes de la agricultura orgánica, es una diferencia que se paga actualmente con la destrucción del medio ambiente y en el presente y/o futuro se paga de nuevo con los problemas de salud derivados de su consumo.

Pero aparte de todo esto, el consumo y por lo tanto demanda de alimentos frescos, locales y orgánicos, puede representar la mejor vía para la conservación de la agrobiodiversidad de forma in situ. Que sean frescos, implica que los alimentos no pueden venir de largas distancias, lo cual se reafirma con el factor «local». Este aspecto garantiza un mayor apoyo a los pequeños agricultores regionales, cuyos sistema de producción suele estar asociado a la siembra de policultivos y de variedades locales. Y el efecto del componente orgánico es muy favorable en la promoción del uso de la agrobiodiversidad. Las variedades locales y materiales de agricultor son los más apropiados para ser usados dentro de este concepto de producción agrícola, dado su menor requerimiento de fertilizantes y mayores niveles de resistencia a enfermedades y plagas. En general, una mayor adaptación. De momento, los requerimientos para recibir certificaciones de agricultura orgánica no incluyen el uso de variedades locales o landraces,  esperemos que esto cambie pronto o que se cree y popularice una nueva certificación de uso de agrobiodiversidad, y que el consumidor sepa que al comprar un producto certificado con este sello, esta ayudando a proteger la base genética de los cultivos, protegiendo  su propia seguridad alimentaria.

Aun hay muchas voces que no ven en la agricultura orgánica el futuro de la alimentación humana. Se esgrime su costo (ya señalé antes que los alimentos de la agricultura intensiva conllevan costos intangibles para el consumidor, así que al final no hay tal ahorro) y su baja productividad. Con respecto a esto último, he leído en muchos sitios y he oído decir ya bastantes veces que se produce alimentos de sobra para la humanidad, sólo que están mal distribuidos. ¿ O quien duda que los alimentos despilfarrados en el primer mundo solucionarían los problemas de hambre en todo el planeta?. Se acaban los argumentos para los detractores de sistemas de producción orgánica. Una última alegación, que «la gente no los quiere pagar». Malas noticias, porque el país donde la agricultura intensiva y agrobiotecnológica ha sido emblemática, Estados Unidos, es justamente el país donde están surgiendo con mucha fuerza los movimientos pro consumo de alimentos frescos, locales y orgánicos. En una próxima entrada haré la lista de documentales que se han producido  en este país en los últimos años y que demuestran una clara tendencia. Obviamente falta mucho para permear una sociedad acostumbrada a otro sistema. Sin embargo, al área que ocupa los alimentos orgánicos en las tiendas y grandes superficies es significativo y promisorio. Y la variedad de productos, también:

 

Las grandes multinacionales se suman

Como fruta fresca...

o procesada

La clásica lechuga orgánica

Otro clásico

La irregularidad dejar de ser un defecto

Listo para consumir

Productos básicos

Mantequilla

Pollo orgánico, criado en condiciones favorables para los animales

Mayonesa

Mermelada

Hasta el pan!

4 comentarios

  1. ////???? escribió:

    » No obstante la necesidad (de alimentos producidos de forma orgánica), en la actualidad existe una sentida desigualdad entre las expectativas del consumidor, los agricultores y el mercado de los productos biológicos o con sello verde, pues en muchos contextos productivos esta ha pasado de ser una agricultura que pretende ser sostenible, amigable con el medio ambiente y socialmente justa, a ser una industria de productos suntuarios con un costo más elevado de producción que se refleja en un alto precio al consumidor; con frecuencia este es un tipo de mercado al cual accede una élite de compradores, y por ende, dista de ser una opción
    de producción realista y aplicada, aunque NECESARIA.» (tomado de: Hoyos, 2012. «Enfermedades de plantas: Manejo biológico» ).

    Los productos orgánicos son una necesidad urgente, quienes pueden acceder a ellos? quienes pueden comprarlos? quienes quieren producirlos? quien los necesita con mayor urgencia?

    «el area que ocupa los alimentos orgánicos en las tiendas y grandes superficies es significativo y promisorio» el problema no es ese, el problema es que lo reciban quienes lo necesitan. De la población mundial, de los niños que están creciendo, cuantos padres pueden ir a supermercados y adquirir estos productos? parece que el análisis puede cambiar si uno se ubica en un país del tercer mundo en cualquier continente…

  2. Txema escribió:

    Una interesante discusión sobre el lado positivo y el lado oscuro de la pujante industria de los alimentos orgánicos la podeis encontrar en el libro the omnivore’s dilemma (http://michaelpollan.com/books/the-omnivores-dilemma/).

    La asimilación del mensaje de alimentación orgánica por parte de la gran industria alimentaria es una gran noticia en la medida que a consecuencia de ello miles y miles de hectáreas de cultivo empiezan a cultivarse bajo condiciones mucho más compatibles con el medio ambiente y dando lugar a alimentos más saludables. El lado oscuro o perversión de todo ello es que se asumen algunas reglas sin creer lo más mínimo en la filosofía o forma de pensar que hay detrás de ellas, dando lugar a productos hiperprocesados, con conservantes y empaquetados que han atravesado medio mundo y que llevan la etigueta de orgánica. Así pues el carácter orgánico o ecológico de los alimentos hay que apreciarlo conjuntamente con su producción local, la minimización de su procesado y la utilización de prácticas sostenibles a lo largo de toda la cadena desde el agricultor hasta el consumidor.

  3. Eduardo Barahona escribió:

    Lo malo es que el poder adquisitivo de la mayoría de gente en nuestros países en desarrollo no hace posible que adquieran estos productos. Estos productos están al alcance de la gente que ya tiene resueltas sus necesidades básicas, y se han vuelto un poco «snob», es como para tranquilizar la conciencia de la gente primer mundista. La pregunta es ¿Qué hacer para que estos productos sean más baratos que los no orgánicos?

    1. Mauricio Parra Quijano escribió:

      Si, totalmente de acuerdo. Pero como casi todo lo malo que aflora en los países en desarrollo es influenciado o promovido por el primer mundo, la esperanza puede venir de la misma manera. La popularización en el primer mundo de la agricultura orgánica favorecería que se adoptaran esquemas similares por parte de gobiernos de países subdesarrollados. De cualquier manera, ya hay productores orgánicos en Latinoamérica, cuyo fin no es exportar, y que lo han sido no por una moda o una imposición, sino por principios, cultura, amor por la tierra o simple lógica, y cuyos productos son para autoconsumo y comercio local. Creo que es cuestión de tiempo, pero debemos apoyar todos los esfuerzos para que los gobiernos se tomen esto en serio.

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